Últimamente me da por mirar al suelo y solo veo pájaros aplastados en las aceras
sus alas
flotantes, que alguna vez bailaron con el aire
ahora solo son
pluma y cartón acinados
Y, mientras los
aparto, frente a la basura, un caballito abandonado
me mira
fijamente con sus ojos de palo
obligándome a
comprender que hoy ha muerto otra infancia
Hoy recuerdo
que el dolor nunca termina,
que el dolor es
eterno
y se presenta
blanquecino y frío como una sábana de hospital
y me percato
que el dolor es esa mano fantasmal
a la que le da
igual taparte hasta las rodillas y dejarte el pecho al descubierto
Hoy recuerdo
que en el dolor solo existe una misma
y que el sabor
único de un nudo en la garganta se vuelve exquisito
y me percato
que el dolor es también un tipo de alimento
como el
pajarito de la acera es alimento para el gusano
o el abandono
del caballo es alimento para el adulto
Hoy recuerdo
que Dios es un ser tibio que crea al frágil con el fin de abandonarlo
y me doy cuenta
de cómo ese tibio reflejo que nos sostenía las cuerdas
era tan débil
que ha caído sutilmente en las trampas de su propia duda
Hoy recuerdo
que nada importa y que todo esfuerzo es inútil
La esperanza ha
muerto y el dolor ha vencido
No confío en nada, ni en nadie, ni
siquiera en que yo exista
Los recuerdos son peligrosos
(Alba María; martes, 25 de
mayo de 2021)
No hay comentarios:
Publicar un comentario