Mundodisco: homenaje a Terry Pratchett: https://www.ivoox.com/mundodisco-homenaje-a-terry-pratchett-audios-mp3_rf_58404046_1.html
Comienzo mi análisis con
una cita del maestro Schopenhauer en relación al concepto de lo “sublime”:
En estos instantes es
cuando el intrépido espectador de semejante cuadro reconoce con toda evidencia
la naturaleza doble de su conciencia; comprende que es individuo, fenómeno
frágil de la voluntad, a quien el golpe menor de aquellas fuerzas podría
aniquilar; ser impotente contra la poderosa Naturaleza, criatura dependiente,
juguete de la suerte, átomo imperceptible enfrente de poderes colosales, pero
al mismo tiempo se siente sujeto inmortal del conocimiento puro, que, como
condición del objeto, es el portador del mundo entero; siente que esta lucha
aterradora de la Naturaleza no es más que su propia representación, y que él
mismo, en la tranquila contemplación de las Ideas, es un ser libre y ajeno a
toda voluntad y a toda miseria. Tal es la impresión perfecta de lo sublime.
Lo que lo produce es la contemplación de un poder incomparablemente superior al
hombre y que amenaza aniquilarle. Esta impresión puede producirse también,
de una manera muy diferente, cuando nos representamos una simple cantidad en el
espacio y el tiempo, cuyas proporciones ilimitadas nos reducen a la nada.
(Schopenhauer, 1819)
Creo que poco más puedo
añadir.
REFLEXIÓN 1. “Soy
la personificación misma del morir” / ¿la muerte tiene forma?
El narrador nos cuenta
algo así como que “la muerte cambia de forma porque nadie quiere mirarla de
frente” o, lo que es lo mismo, la muerte no está acostumbrada a que la gente
tenga ganas de verla. Es curioso, ya que aquí expone algo muy interesante y es
que la muerte no es aprehensible, no tiene forma, es tan expansiva como la
propia vida y se encuentra en cualquier espacio. Sin embargo, el ser humano se
empeña en moldearla, en configurarla, es decir, en introducirla dentro de unos
parámetros o estructuras propios del mundo sensible. En el relato la muerte es
personificada y busca distintas formas de manifestarse. Hace humor con las
imágenes que los hombres crean de sí misma, se mofa de ese ser oscuro con
capucha y guadaña típico de las novelas malas (es curioso el paralelismo
bíblico con el demonio, el mal, que también busca distintas formas de mostrarse
ante los hombres materializándose en ángel, mujer o serpiente). La cuestión es
que buscamos darle forma a aquello que tememos, y si el ser temido tiene cuerpo
es más fácil creer en la idea de que podemos destruirlo, pero como bien sabemos
tú y yo (y Hegel) no se puede atentar contra la ley universal.
REFLEXIÓN 2. “No
se juega con las cosas del morir” / aceptación del determinismo.
Una vez que el relato nos
hace ver que la muerte no es algo contra lo que podemos luchar, nos invita a no
jugar a creernos inmortales o capaces de esquivar la ley universal (otro
paralelismo con la soberbia luciferina frente al Dios todopoderoso, ya que fue
el propio demonio el que le dijo a Dios “Non serviam”, como si algo tal fuera
posible). Y expone algo así: “la muerte es nuestro único acercamiento al
conocimiento del tiempo. La muerte es rápida pero no más rápida que la luz”.
El hombre debe olvidarse de
la idea de lucha y aceptar de algún modo su naturaleza frágil y determinada por
el cosmos. Es por ello que el relato expone: “el pacto con las leyes de la
física nos dice que la justicia no existe, sólo existe la muerte. La muerte es
un mal necesario o, mejor dicho, un bien”. Se pasa de un enfrentamiento a un
pacto, una “reconciliación” con el absoluto, con lo sublime, con aquello que
nos supera. La muerte es ahora vista como un bien que nos empuja a vivir la
vida, a extraer el jugo de nuestra existencia.
REFLEXIÓN 3.
La fantasía como vía de escape.
Aquí comienza el rasgo
vitalista de la obra, nuestra razón humana nos empuja a buscar un sentido al
caos existencial, si estamos determinados por las leyes universales y nuestro
fin último es la muerte, una muerte cruda y desprovista de sentido ¿a qué
podemos aferrarnos? Pues bien, Terry dice: “sólo la fantasía le da
sentido a la vida humana”, es decir, los hombres necesitan de ella para
encontrar su esencia, y prosigue en su declaración: “la fantasía es el punto
donde el ángel que cae (demonio) se encuentra con el simio que se alza (hombre)”.
Hemos reconciliado al hombre con sus demonios, hemos desterrado la soberbia del
que piensa que puede no servir al cosmos. Es un rasgo esperanzador del relato,
si el hombre reflexiona es capaz de controlar sus pasiones trágicas, es decir,
puede moldear su propio miedo y avanzar filosóficamente.
REFLEXIÓN 4.
Vitalismo filosófico/ Muerte de Dios.
¿Cuál es el problema
anti-vitalista que refleja el relato? ¿qué es lo que no nos deja ser hombres
libres? El principal problema que se observa es que el hombre necesita creer en
mentiras pequeñas para empezar a creer en mentiras grandes como la justicia, la
compasión o el deber. Los humanos necesitamos creer que hay un orden natural en
el mundo para afianzar el hecho de que podemos ser juzgados (y, sobre todo, que
podemos juzgar a los demás). Sólo un ser inferior y sufriente gasta su vida
pensando que posee o puede poseer ideas absolutas partiendo de su mísera
existencia.
Aquí se refleja el
pensamiento anti-platónico que ya vemos en Nietzsche cuando se dispone a
filosofar con el martillo. Las ideas absolutas que habitan en el mundo
inteligible son grandes mentiras con las que hemos sido controlados a lo largo
de la historia universal. El propio cristianismo es platonismo invertido en
tanto que convence al hombre de que el mundo en el que habita no es el
verdadero, sino un insulso pero inevitable “valle de lágrimas”, lugar donde
debe empeñarse en sufrir y ser siervo, hasta alcanzar la vida eterna en el
reino de los cielos. La creencia en un Dios poseedor de la justicia, el bien y
la verdad, y que, en palabras de Nietzsche, está “hecho a imagen y semejanza
del hombre” es la creencia en la gran mentira, en la mentira más absoluta de
todas. Dios es la materialización del miedo y de la debilidad del hombre que no
sabe enfrentar el absurdo de su existir.
Posteriormente, observamos
como, en el inicio de la era moderna, el idealismo alemán encabezado por Kant y
los ilustrados sigue alentando al hombre a aferrarse a las ideas platónicas en
el desarrollo de su Metafísica.
Volviendo al tema, el
hombre da forma al absoluto imaginándose a Dios al igual que da forma a la
muerte imaginándose a un oscuro segador severo; pensando ingenuamente que
dándole forma puede enfrentar aquello que, por lógica, le supera. Aquí vemos
como Terry y Nietzsche cohesionan en la misma idea, hay que romper con los
valores que nos impone la historia universal desde la antigüedad clásica a la
modernidad. O lo que es lo mismo: hay que matar a Dios y no dejar rastro.
REFLEXIÓN 5.
La lucha contra la estupidez/ reanimar el pensamiento expansivo.
En alguna parte del
relato se dice algo así como que “el hombre es estúpido porque piensa que su
universo cotidiano está dentro de su cabeza y es esto lo que le lleva a pensar
que su mundo cotidiano tiene algún sentido” (…) “Si el ser humano pensara más
en las estrellas y se fascinara más con los milagros del universo, sufriría
menos”. Nuestra mundana existencia es un hecho extraordinario y tiene un valor
incalculable, hay que disfrutar del tiempo que nos ha tocado vivir. No se puede
controlar nada, el caos derrota al orden, creer que un minúsculo humano como
nosotros es capaz de controlar algo es luchar contra la ley universal.
Esto no es más que un
acercamiento al pensamiento expansivo, a romper las anteojeras que no nos
permiten ver más allá de lo que hay en nuestro entorno reducido. Hay que
intentar observar al mundo con el ojo omnisciente de un autor de novela
fantástica (idea, que, aunque no lo parezca, es muy unamuniana). La única
aproximación a la felicidad es la aceptación del caos y la contemplación
consciente de nuestra propia existencia.
Traigo a colación este
fragmento de mi amado Nietzsche en Sobre verdad y mentira en sentido
extramoral (1873), que como se puede observar es también una maravilla
literaria:
En algún apartado
rincón del universo, desperdigado de innumerables y centelleantes sistemas
solares, hubo una vez un astro en el que animales astutos inventaron el
conocer. Fue el minuto más soberbio y más falaz de la Historia Universal,
pero, a fin de cuentas, sólo un minuto. Tras un par de respiraciones de la
naturaleza, el astro se entumeció y los animales astutos tuvieron que perecer.
Alguien podría inventar una fábula como ésta y, sin embargo, no habría
ilustrado suficientemente, cuán lamentable y sombrío, cuán estéril y
arbitrario es el aspecto que tiene el intelecto humano dentro de la naturaleza;
hubo eternidades en las que no existió, cuando de nuevo se acabe todo para
él, no habrá sucedido nada. Porque no hay para ese intelecto ninguna misión
ulterior que conduzca más allá de la vida humana. No es sino humano, y
solamente su poseedor y creador lo toma tan patéticamente como si en él
girasen los goznes del mundo. Pero si pudiéramos entendernos con un mosquito,
llegaríamos a saber, que también él navega por el aire con ese mismo pathos
y se siente el centro volante de este mundo. Nada hay en la naturaleza tan
despreciable e insignificante que, con un mínimo soplo de aquel poder del
conocimiento, no se hinche inmediatamente como un odre; y del mismo modo que
cualquier mozo de cuadra quiere tener sus admiradores, el más orgulloso de los
hombres, el filósofo, quiere que desde todas partes, los ojos del universo
tengan telescópicamente puesta su mirada sobre sus acciones y pensamientos.
Y posteriormente
prosigue: Al mundo le da igual lo que sintamos o pensemos, somos una mota de
polvo que gira entorno a una bola de fuego.
REFLEXIÓN 6.
Humanismo filosófico/Superhombre.
La conclusión del relato
es puramente humanista puesto que dice que: “no se puede ir por ahí esperando a
que llegue alguien (deidad o idea) que construya un mundo mejor para la gente,
sólo la gente puede construir un mundo mejor para la gente” / “El mundo es
solamente una jaula si no conviertes tu vida en una historia, (y si no
espabilas) te vuelves parte de la historia de otro”.
Terry es un humanista (que viene
a significar que el fin último es la valoración del ser humano y de su propia
condición; lo que alienta a suplir la sensibilidad y la inteligencia como dotes
principales del hombre) y nos quiere decir que, tras una verdadera ruptura con
el miedo, hay esperanza para la humanidad. Por lo que hay un anti-nilismo
claro. El hombre puede crearse a sí mismo, puede construir sus propios valores,
puede ser el superhombre de Nietzsche, ser cercano a un niño con voluntad de
poder, o ese “hombre nuevo, feliz y orgulloso…aquel al que le de igual vivir o
no vivir” que adelantaba años antes Dostoievski.
En definitiva: La muerte
es segura, es la única certeza que tenemos de estar vivos y hay que aprovechar
el tener consciencia de la misma para ejercer la voluntad.