sábado, 25 de junio de 2016

"Te amo" dijo el Principito



Vuestras parejas han tenido vida antes de conoceros, también la tienen ahora, y la tendrán en un futuro, y puede ser que no junto a vosotros. Dejad ya de lado esos celos individualistas y acaparadores. No sois el centro del mundo, ni el centro de la vida de nadie, y os aseguro que esa es una maravillosa virtud.

Amad lo que os proporciona el dulce fruto del presente y quered a la persona que os acompaña como el que aprecia un poema, del que no importa que haya podido ser leído por miles de personas sino que sólo interesa que ahora es deleite de tus pasiones y consorte de tu tiempo. Que esta entregado a ti y a tus deseos. Y tú sientes la enérgica necesidad de expresar lo mismo.


Una persona no es tuya, es suya y así es como debes amarla: libre y con historia, independiente y con personalidad, insumisa y con ideas. Si construyes un amor así, será un amor inquebrantable. Nunca será un amor enfermo, sino admirable.

Fdo: Yo y mis impetuosas ganas de salvar el concepto amor.

Vitalismo trágico



Y aquí me encuentro a las 5:15 de la madrugada, deseando tener alguna razón por la que no pensar en lo que pienso, incluso pienso en esa razón por la que a veces es necesario "no pensar", descansar del juicio.

Necesito descansar de mí misma, de mi mente agotadora, de mis profundas pajas mentales que enarbolan mi insomnio y atacan fuertemente a mi mundo onírico, como una gigantesca serpiente escupiendo petróleo venenoso sobre el mundo - por invocar un poco al Fahrenheit- pero en vez de hacerlo sobre el mundo en general, lo hace sobre mi globo particular.

A veces odio profundamente ser así, odio profundamente preocuparme de este modo por mi propia existencia... Aunque esta noche es distinto.
Hoy, más que la mía propia, me preocupa la existencia de las personas que me rodean. Si mi perfume ordinario se agota, que se agote, me da igual, ¡al carajo! yo sólo quiero seguir relamiéndome con el bálsamo que expelen esas personas que hacen de mis entrañas un ser vivo.
No quiero que mueran, no quiero que sean pasto de los gusanos, se me revuelve el tuétano al imaginarlos criando malvas... No quiero que dejen de exhalar sus risotadas nerviosas, sus resoplidos de hastío... ojalá nunca se paralicen esas muñecas que sujetan la cuchara que hace ondas en el café de después de comer... (¿qué rocambolesco verdad?)
Ojalá esas personas nunca dejen de beber café y de contarme sus innumerables batallitas, cuyo cincuenta por ciento quizá sea inventado en el mismo instante de la narración. Me da lo mismo. Ojalá esas personas nunca dejen de imaginar. Creo que deseo que sus mentes se queden intactas para la etenernidad...

¡¿Pero qué digo?!... por favor que alguien me pare

Ojalá sigáis siendo mortales. Por Dios, huid de la infinitud...

En todo momento quiero ser consciente de vuestra muerte para valorar, estimar, justipreciar (como lo queráis llamar) vuestra persona, vuestra presencia que ocupa fielmente mi entorno. ¿Espero poder tener por vuestra parte un segundo de tiempo dedicado a esta reflexión...?

Bah, me da exactamente igual

Sólo quiero deciros a vosotros, los que me soportáis cada día, los que escucháis todas mis neurosis - con o sin aportación- daos por aludidos, que tengo miedo de que dejéis de existir, y que gracias a ese miedo me apetecéis más...

Os venero, como venera la noche un enjambre de luciérnagas.

(Supongo que a veces no está tan mal soportarse. Aunque por hoy debería dejar de hacerlo, ya que son casi las 6 de la madrugada)



Alba J.G