miércoles, 25 de junio de 2014

Artistas de la rambla.

La calle de los perdidos es un callejón sin salida donde deambulan angustiosos los transeúntes de la ciudad de Nilia. Artistas de la rambla, nunca tuvieron morada y desconocen por tanto la descripción de hogar y molicie. Para ellos dar su dirección es mirar al cielo y señalar el sol, que aún eclipsado por las alondras es capaz de emitir la luz de la certidumbre.
 Ninguno de ellos se conocen, nunca intercambian palabras, se limitan a mirarse a los ojos y a husmear su propia piel para encontrarse a ellos mismos en el ser del otro errante. Encogen su cuerpo, sus pupilas se dilatan, y a la caída de sus párpados comparece el descanso. El descanso de la agonía, de la desesperanza. El descanso de la miseria. El reposo de la desgracia.  
Los transeúntes del callejón de los perdidos, en sueños se vuelven artistas, colorean de imaginación y deseo la utópica ciudad de Nilia. Donde no viven olvidados, donde hay caricias de una familia. Donde los sueños se vuelven arte y los callejones sin salida, se vuelven desidia.


(La ciudad de Nilia en sueños, son los ojos del corazón.)