sábado, 24 de noviembre de 2018

RESPONSO DE LA CANASTERA


El cielo de azufre caía sobre la violeta Sierra
cuando sus mares de aguardiente hacían temblar su siesta;
al alba salió solita, caracolitos de oro, rumiante adelfa
con el estómago floreciente de tulipanes de pena negra.

El rocío resbalaba desde sus sienes hasta su boca
sus ojos limpios miraban el canastillo de la alcoba;
desatendido estaba , y el frío viento resopla
y las pinzas de madera se posaban sobre la ropa.

Las hormigas con alas se arrastraban sobre la tierra,
los gorriones menguados, piaban unas nanas de cigüeña:
que a la par de las migajas, iban recogiendo un aliento
de burbuja y de contienda, de ternura y de destiento.

Mi abuelita me decía que las gentes del pueblo cantaban:
“Pobre niñita mía
(con lo bonica que era
y lo garbosa que lucía)
Qué desgraciaita a ella la hiciste ser
con tó lo que te quería
y lo que te hubiera podío querer.

Veinte mil pesetas pedía Manuel ‘el enterraor’
pa taparla con un manto fino,
con sus manitas juntitas, como
susurrando su destino”.

Y después, siempre añadía:
“Las gentes del pueblo cantaban
la  muerte de doña Leonor,
mientras en la tabernita estaba
el causante de su dolor”

Bendita sea la tierra que a ti te vio de nacer
y qué penita más grande porque hoy te ve descender.

Alba María (noche del 15 de noviembre de 2018)

miércoles, 3 de octubre de 2018

GRIETA



«Hay almas a las que uno tiene ganas de asomarse, como una ventana llena de sol»

Se quedaba sola Granada.
Y ella sin saberlo abrazaba dos farolillos de barniz y estupefacientes.

El césped consumía con nosotros historias de dedos muertos y yonkis que sudan café,
mientras las risotadas nos conducían hacia el oscuro túnel de orines donde aquella Erasmus nunca supo que gracias a su muerte se conocerían dos almas envolventes.

Se quedaba sola Granada.
Y entre humo verde y viento salado, nosotros abríamos un libro de Espronceda que acabó bañando la sábana de licor de carne.
Porque la carne se hizo explícita junto a la amistad. Y la amistad se hizo fuerte junto al humor.

Se quedaba sola Granada.
Y quien excavaba el túnel bajo la arena decidió hundir su cuerpo en la capital,
buscando la fuerza oculta del verso, o del drama, que se revuelve ante el sistema y que hace a sus habitantes concentrarse.

Se quedaba sola Granada.
Sin la grieta que separa la luz de la mediocridad. Sin los ojos grandes, sonámbulos, que siempre la han mirado entre el deseo y la arcada.

Se quedaba sola Granada.
Sin ti, y esperándote, ya de visita,
ya desganada, con un libro abierto y un cigarro consumido,

Los cantos falsos de las palomas de Trinidad andan suplicando que traigas
algo nuevo para sobrevivir.



(En López Mezquita hay ecos del cáncer del niño y la gitana muerta, que nos van susurrado a todos que nos tiremos por la ventana)


Alba María.


viernes, 11 de mayo de 2018

23.



Quiero colocar mis ojos en un plato
Y acostarme.

Los ojos, digo, porque son los que me mantienen anclada al mundo.
Parece que todos los demás sentidos están secos. No hay sustancia en los olores,
Ni en el gusto, ni en el roce, pero sí en las lágrimas

que existen de los ojos.

Quiero colocar mis ojos en un plato
Y deslizarme.

Los ojos supongo, porque me hacen ver la luz que no soy capaz de juzgar.
Parece que la presión y el latido están cómodos en mi garganta.
Son felices en su casa, destrozándola

aún sabiendo que se muere.

Quiero colocar mis ojos en un plato
Para no ver.
Para irme.

La sencillez de la naturaleza molesta a mi entendimiento.

(Alba J.G)

jueves, 5 de abril de 2018

PERO TÚ NO LO SABES



A veces me gustaría abrir tus ojos, como quien abre una ventana
Y oler el humo, y saborear el almíbar.

A veces me gustaría sentir tus venas, añadiendo el antídoto de la calma
Y ser capaz de anestesiar tus lágrimas, y ser revulsiva ante tus heridas.

A veces pienso en ti, y aprendo que la vida no es justa, que la vida es amarga. Que la vida es aquello parcial y extraño a lo que te acostumbras.

A veces abres el día con la rebelión de tus párpados y la realidad empieza a ser hermosa, y se aclara el cielo...
Y soy capaz de percibirlo
Y soy capaz de capturarlo en mi memoria y hacerlo poesía

Porque, a veces,

día a día me provocas poemas con tus brazos y me ensalzas en valentía con la mirada
Y me viertes satisfacción
Y me inyectas rebeldía

Porque, a veces,

me haces quedarme con el aroma de las rosas, y sentirlo, y amarlo
Y empujar fuera todo lo sobrante, lo que ya no existe.

Porque la única verdad inexorable es que tú me amas y yo te amo
Es simple y es llano
Es real
...

Porque siempre, y no a veces, tú eres compromiso y motor del mundo
Y tu discurso inunda el dolor dormido
Y hace grandes a las nubes.

Pero qué pena
Tú no lo sabes

(Alba J.G)