martes, 25 de mayo de 2021

EL DOLOR

 

Últimamente me da por mirar al suelo y solo veo pájaros aplastados en las aceras

sus alas flotantes, que alguna vez bailaron con el aire

ahora solo son pluma y cartón acinados

 

Y, mientras los aparto, frente a la basura, un caballito abandonado

me mira fijamente con sus ojos de palo

obligándome a comprender que hoy ha muerto otra infancia

 

Hoy recuerdo que el dolor nunca termina,

que el dolor es eterno

y se presenta blanquecino y frío como una sábana de hospital

y me percato que el dolor es esa mano fantasmal

a la que le da igual taparte hasta las rodillas y dejarte el pecho al descubierto

 

Hoy recuerdo que en el dolor solo existe una misma

y que el sabor único de un nudo en la garganta se vuelve exquisito

y me percato que el dolor es también un tipo de alimento

como el pajarito de la acera es alimento para el gusano

o el abandono del caballo es alimento para el adulto

 

Hoy recuerdo que Dios es un ser tibio que crea al frágil con el fin de abandonarlo

y me doy cuenta de cómo ese tibio reflejo que nos sostenía las cuerdas

era tan débil que ha caído sutilmente en las trampas de su propia duda

 

Hoy recuerdo que nada importa y que todo esfuerzo es inútil

La esperanza ha muerto y el dolor ha vencido

 

No confío en nada, ni en nadie, ni siquiera en que yo exista

Los recuerdos son peligrosos


(Alba María; martes, 25 de mayo de 2021)

domingo, 23 de mayo de 2021

EXCESO DE VIRTUD

Ha llegado el día de hoy. Sabía que de algún modo me estaba engañando desde un exceso de virtud.


Estimo tanto los conceptos de valor y dignidad que a veces me hacen inoperante. «Salvo el poder, todo es ilusión» decía Lenin, y para conseguir poder hay que persuadir. Pero mis principios filosóficos me impiden persuadir, me impiden ser retórica.

Me siento una especie de Catón el viejo cuando me niego a bajarme los pantalones ante ciertas premisas populares, como cuando éste se oponía a los filósofos llamándolos pederastas y diciéndoles que rendían un culto estúpido a sus maestros. Pero siendo Catón no consigo nada, solo aislarme y caer en el olvido. Ni siendo un Diógenes de la vida tampoco, de qué me sirve provocar a la gente si eso nunca les estimulará a pensar, si solo van a creer que soy una soberbia, una gilipollas, un ser amargado y condescendiente. Al final, el único ejemplo operativo a seguir es Napoleón, si quieres lograr algo hazlo, cueste lo que cueste, sin virtud ni principios, con elegancia, sin reparos.

Es posible que tenga que cambiar mi Nietzsche de Deleuze por el Príncipe, es posible que tenga que ir con Maquiavelo bajo el brazo, no veo otra opción si mi fin último es contribuir a la mejora de esta gran bola de mierda en la que estamos inmersos. Hoy he visto como mi concepto puro de la verdad solo me convierte en escéptica, me encierra en mí misma y me impide actuar; y bueno, es posible que la verdad solo sea un ideal absurdo, una estupidez más de los griegos, y que tras la ruptura con la modernidad solo existan acuerdos y convenciones. Si usted me dice que mi copa de vino es un gato muerto, ya no hay premisas lógicas a las que me pueda agarrar, ya no hay relación entre las palabras y las cosas, ya no hay debates dialécticos que superar, solo me queda persuadirle o dominarle. Solo el poder puede darme legitimidad para seguir objetando que mi copa de vino es una copa de vino.

En fin, no lo sé, solo quiero ser honesta.

(27 de marzo de 2021, Alba María)

martes, 11 de mayo de 2021

EMPATÍA



Los movimientos de moda os están creando hartas contradicciones. No seré yo la más indicada para enarbolar el principio de no-contradicción, pero, la verdad, es imposible llevar ciertas filosofías o pensamientos de forma paralela y no refutarse a una misma.

Por ejemplo, es imposible ser budista, zen, meditativo y abanderar la percepción subjetiva de cada uno a través de la multiplicidad de identidades. Esto puede ser por dos causas: la primera, porque no se haya profundizado en absoluto en ninguno de los dos movimientos y la segunda (que tiene que ver con la primera), que se siga este trasiego por puro dejarse llevar, quizá incluso por miedo al rechazo social o a parecer un intransigente. La cuestión es que, si uno trasciende y medita, realmente lo que busca es la ruptura completa de toda identificación. Y me diréis: "la lucha por la identidad es una estrategia social para con el Estado" y yo pienso, pero: ¿quién ve como liberación que su opresor le aporte un término? (también porque hilo y suelo observar que la mayoría de estas personas tienden a la ideología libertaria). Nadie necesita que su opresor le sepa identificar, qué más da, te va a seguir explotando y ejerciendo control sobre tu cuerpo igualmente (se te llame como se te llame).

Por otro lado, la trascendencia budista busca la empatía completa. Y, claro, la empatía está bastante diferenciada de la comprensión; me explico: cuando uno empatiza con otro ser, primero parte de buscar una relación de igual a igual con el otro intentando fundir sus emociones con éste y entender su dolor sin haberlo vivido, sin haber pasado por esa experiencia anteriormente; por otro lado, la comprensión es identificar en el otro un dolor ya vivido, o que se está experimentando en el momento. La empatía es un ejercicio primordial (y que el sistema capitalista intenta erradicar por completo de forma obstinada). No hace falta ser inmigrante ilegal, negra, prostituta, violada, deshauciada o mutilada para poder empatizar con el otro y luchar por su causa. De hecho, es necesario, puramente necesario, nadie tiene que esperar a experimentar el hambre y el dolor absoluto en su cuerpo para emprender un cambio social (joder, es mejor evitarlo ¿no?, si no, vamos listos). Seríamos un grupo de derrotados emocionales intentando conseguir algo; eso sí, partiendo de nuestro tormento, porque este nos dice quiénes somos.

(Nadie puede arrancar de sí mismo el dolor si se identifica, se funde y se define a través de este).

La empatía es un esfuerzo de trascendencia. En los movimientos actuales esto se ha erradicado, se le han cortado las raíces a la empatía. Ahora sólo puede hablar el que sufre, el que acumula más dolor, porque ese, el más destrozado, es más apto para liderar una lucha (curiosa contradicción con el libertarismo) y, por supuesto, sólo y únicamente en el gueto correspondiente. Sal de ahí y verás la miseria y la intransigencia del ser humano. Ay, qué horrible es todo fuera de mi zona de confort y cuidados, nadie está preparado para "el mundo real". Sí, pero mejor fortalecerse y saberse defender, el capitalismo no es tu amigo. Puede identificarte como tú psíquicamente has querido mencionarte, pero te va a joder igual. Va a ejercer violencia sobre ti igualmente.

En fin, que sí, la contradicción es parte de la vida, es parte del proceso de aprendizaje; pero mantenerse en ella es falta de reflexión y apertura de miras. La lucha por la mejora social es un proceso (no hay meta final enarbolada por la idea platónica "de bien supremo"), es más un ejercicio de lógica y acumulación de datos que un pensamiento en una nube que uno trata de alcanzar. Al final hay que pensar, elegir, invertir nuestra energía en algo que de verdad nos vaya a liberar de algún modo (algo efectivo). Si no, seguiremos cayendo en trampas del sistema como estas, convirtiéndonos en individuos capsulas, repitiéndonos continuamente, en nuestra mente, mantras del estilo "tienes derecho a sufrir" pero sin dar el paso inexcusable de salir del sufrimiento o alterarlo en herramienta de transformación.


(Alba María, 11 de mayo de 2020)