miércoles, 29 de mayo de 2013

Como "melocotones helados"

Siento como si me hubiese avasallado una brigada existencialista, y es que no puedo parar de pensar en cosas como el por qué de esta vida, o el por qué de nuestras sensaciones. Me gustaría comenzar reflexionando sobre la existencia del amor. El amor en sí, del latín amor,- ōris, el amor como concepto según la RAE es definido como “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. Supongamos pues que según esta definición este sentimiento es una necesidad del ser, algo de lo cual no podemos prescindir… ¿Qué pensaría de esto una persona que nunca ha amado? Pues la respuesta es simple, “Si nunca he amado, nunca he sido”
Y aquí comienza mi problema existencial, llevo toda mi vida añorando un sentimiento tan puro como el amor, tan libre y tan especial… pero nunca lo he sentido. A veces me desoriento y creo que estoy empezando a encontrarlo, pero algo dentro de mí me avisa de que no confunda el sentir cariño de otra persona con el sentir amor hacia ella. Ese es un pensamiento que siempre me ha torturado, esa delgada línea que existe entre echar de menos a una persona, o echar de menos cómo te hacía sentir, y es que el “amor” en sí sería echar de menos a otro ser enteramente, a su autenticidad y no solo al fluir del recuerdo de ese sentimiento, ya que este te lo pueden proporcionar miles de personas más de las cuales no tienes por qué estar enamorada.
A veces ha pasado por mi mente que este sentimiento es fortuito, pasajero, espuma, utopía… que lo único que puede haber es un enamoramiento fugaz, que dura lo que dura una vuelta al cosmos, sí, que dura una etapa limitada y se termina apagando, como la llama de una vela que empieza a arder con un soplo y al final su fuerza se liquida, se agota con el paso del tiempo y todo se acaba convirtiendo en aire y solo quedan cenizas de la ilusión de aquel fuego, solo cenizas…y qué pena me da pensar esto, ya que mi corazón se antepone miles de veces a mi mente racionalista respecto a las reflexiones sobre sentimientos, mi corazón es completamente vitalista, mi corazón me dice que ese amor utópico existe y que es por lo que merece la pena vivir. Según mi reflexión el amor se reconocería como el sentimiento de que una persona forma parte de tu vida y de tu esfera… sí de tu esfera. La felicidad de las personas es como un objeto esférico, del que se necesita de un material especial al que llamamos amor, y que sin él esa felicidad vital no puede ser una esfera perfecta. Y la clave está en la perfección de esa esfera, cuando esa esfera adquiere dicha culminación podremos decir que la persona es feliz en ese momento. Por tanto estoy ligando amor con felicidad, y estoy afirmando la existencia de éste sentimiento. Y otra vez viaja por mi mente el mismo pensamiento… si no amo nunca no voy a ser feliz, si no voy a ser feliz nunca no voy a vivir, si no voy a vivir nunca, moriré en vida, y qué hay peor que eso… el resignarse a morir en vida…, tengo que acabar con esto.
Morir en vida es soledad, es miedo. Miles de personas tienen miedo a vivir, tienen miedo a amar, a sentir, a ser felices o a equivocarse. ¿Por qué? Porque se han dado cuenta muy bien de aquello de que la vida te aporta una de cal y otra de arena, que para saber distinguir la alegría de la tristeza es necesario tocar fondo, y señores la vida es así, si fuésemos felices eternamente no sabríamos que lo estamos siendo… si no conocemos el dolor no sabremos qué es el bienestar, si no conocemos la indiferencia no sabremos qué es el amor, si no conocemos la envidia no sabremos lo qué es el afecto propio y la autoestima… y la vida es eso, es una división continua de dulce y de amargo, de azúcar y de sal… y obviamente esto produce miedo a sufrir, pero las personas que adquieren juicio suficiente acaban concluyendo que la propia resignación al miedo es muerte, que no hay que temer a ilusionarse, ya que la desilusión llegará de todas formas.
 Simplemente hay que vivir, sí, vivir y no pararse ni un momento a pensar qué decir cuando los sentimientos quieren expresar. Y este es el paso difícil que tengo que superar, y por eso siempre he considerado que vivo en un réquiem, en un sueño paralizado y frío como la muerte, porque he congelado mis sentidos, mi vitalismo. Si los puedes comprender nos los llames sentimientos me dije una vez a mí misma. Alba déjate llevar por la incomprensión, por la sinrazón, por el absurdo trascendental.  Lo que mantiene a este loco mundo en pie no es la economía, la política, el poder, la tecnología, la física o los medicamentos, lo que realmente mantiene este loco mundo en pie es el amor, el amor absurdo, surrealista, el amor que no se pasa por el filtro de la razón, el amor que no se piensa, el amor puro como un acorde musical, como una esencia, como la vida misma. Déjate fluir, déjate llevar…



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