domingo, 31 de enero de 2021

IMPACTO.

 

Es prácticamente imposible para mí mantener una conversación sin ser consciente del impacto que las palabras de la otra persona están teniendo sobre mis pensamientos y emociones. Suelo prestar mucha atención al discurso del otro y, precisamente por eso, de forma paralela (y no evasiva), no puedo no estar pendiente del cambio que sus palabras ejercen en mi postura del momento. Mis gestos se modifican, mis brazos cambian de postura, mi cuerpo se tensa o se relaja, mi corazón va más o menos rápido, mi respiración fluye o se entrecorta en un suspiro y mis ojos evitan el contacto, o, por el contrario, fijan aún más la mirada. Y mientras, mi mente baraja una respuesta acorde y coherente.

Hay grados y cualidad en cada impacto. Algunas conversaciones son más banales y eso me permite conocer ya el efecto de antemano, por lo que no me mantienen apenas alerta, sólo me dejo llevar y disfruto. Otras son bastante intensas, y la mayoría de las veces las veo venir; el disparo de las palabras del otro está cerca y mi cuerpo se mantiene en espera, preparado para el balazo. Sin embargo, hay ciertas conversaciones cuyos impactos no los advierto, suelen ser diálogos que oscilan entre la banalidad y la intelectualidad, y la intensidad la aporta el desconcierto.

Hay pocas personas que provoquen en mí esto último, esa sensación de estar relajada y que, de pronto, el impacto de unas palabras modifique por entero mi cuerpo y ponga en funcionamiento mi mente (no desde la ansiedad sino desde el placer). Es por ello que siempre suelo aclarar que mi satisfacción no depende del grado de conocimientos que se baraje en una conversación, tampoco es cuestión de cualidad argumentativa, habilidades sociales o estrategias "pre-consideradas" para saberme impresionar. Mi satisfacción va más allá de todo esto, es un asunto eventual y fortuito que sopesa entre lo mental y lo sensible: yo estoy tranquila, alguien dice algo, crea un impacto en mí (placentero e imprevisto) y, entonces, surge una conexión. Algo/alguien comienza a interesarme.

 

(Alba María; 5 de mayo de 2020)

 

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